Directrices de los Expertos/Otras Vacunas
Con qué frecuencia es necesario vacunar?
Ver también: Actualización sobre vacunación canina y felina
Las investigaciones realizadas por el Dr. Ronald Schultz, en las que se expuso a los perros a la parvovirosis y al moquillo, mostraron que cada uno de los perros estaba protegido frente a la exposición al virus (hasta 11 años después de haber sido vacunados por primera vez).
Tomando como referencia esta investigación, el Dr. Schultz recomendó la revacunación trienal en lugar de hacerlo cada año. En la actualidad sostiene que una dosis, de cachorro, es suficiente.
Estas primeras recomendaciones llevaron a la American Animal Hospital Association (AAHA) a crear un grupo de trabajo. En 2003, el Grupo de Trabajo para la Vacunación Canina de la AAHA evaluó los datos recogidos en estos estudios serológicos. Aunque señalaron que las vacunas esenciales inmunizaban durante mínimo de siete años, se acordó que “la revacunación trienal confería protección”.
El Dr. Richard Ford, miembro del grupo de trabajo y profesor de Medicina en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, declaró que la recomendación de revacunar trienalmente era una convención. “Es totalmente arbitrario…” afirmó. “No hay evidencia científica que sostenga la revacunación trienal…”.
Tras de la actividad del equipo de trabajo en 2003, los principales fabricantes de vacunas veterinarias llevaron a cabo estudios propios en los que se demostraba que las vacunas esenciales (moquillo, parvovirus y adenovirus) proporcionaban un mínimo de tres años de inmunidad. ¿Por qué no lo hicieron antes? Porque nadie se lo pidió. ¡Los organismos de autorización de fármacos veterinarios sólo pedían que se probara su eficacia durante un año! Esta era su licencia para sobrevacunar.
El Dr. Schultz prosiguió con su trabajo y para 2006 ya había desarrollado siete estudios adicionales sobre duración de la inmunidad con cerca de 1.000 perros, en los que se obtuvo los mismos resultados una y otra vez: los perros contaban con protección durante mucho más que tres años, probablemente para toda la vida. De hecho, el Dr. Schultz estaba tan convencido de sus hallazgos que el protocolo de vacunación para sus perros consistía en una única dosis frente al moquillo, el parvovirus y el adenovirus.
En 2003, respecto a la recomendación de revacunar trienalmente, el Grupo de Trabajo de la AAHA informó a los veterinarios de lo siguiente: “Esto se sustenta en un creciente corpus de información veterinaria y en una vigilancia epidemiológica en medicina humana bien estructurada que indican que la inmunidad inducida mediante vacunación es considerablemente duradera y en la mayoría de ocasiones abarca toda la vida ”.
¿Y con el resto de vacunas, qué sucede?
Los veterinarios administran la vacuna contra a la leptospirosis de forma rutinaria, influenciados en gran medida por la industria de vacunas veterinarias. Sin embargo, la World Small Animal Veterinary Association no la considera esencial (es opcional) y advierte que no debería utilizarse a menos que se haya detectado en la región un riesgo significativo de contraer la enfermedad.
La leptospirosis es una enfermedad infrecuente y su vacuna se asocia a efectos adversos graves, principalmente de tipo neurológico (daño cerebral). Los perros de talla pequeña presentan mayor riesgo frente a la vacuna. Es más, hay cientos de cepas de leptospirosis, pero solo dos o tres de estas cepas están cubiertas por la vacuna (luego, la vacuna no protege en absoluto).
Pregunta a tu veterinario cuantos perros con diagnóstico confirmado de leptospirosis ha tratado en los últimos seis meses. En la medida en que esta vacuna se asocia a efectos secundarios peligrosos, su respuesta te será de utilidad para decidir si le administras a tu perro esta vacuna opcional.
La vacuna para la traqueobronquitis infecciosa (tos de la perrera) es también una vacuna no esencial (opcional) pero en Reino Unido se administra rutinariamente. Fíjate que en las fichas técnicas de la vacuna se menciona que las personas inmunodeprimidas deben evitar el contacto con perros vacunados durante las siete semanas siguientes a la vacunación. La vacuna puede provocar traqueobronquitis infecciosa en perros e infectar tanto a personas como a otros perros, lo que puede dar lugar a epidemias en residencias caninas.
La tos de la perrera raramente supone una amenaza para la vida de los perros, sin embargo su vacuna conlleva un grave riesgo para las personas inmunodeprimidas.
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